“Todo en este libro es extraño, hasta los monosílabos del índice”
J. L. Borges
Y sí, doy fé de las palabras de Borges.
Llegué a esta novela impresionado por las ilustraciones que había hecho Alejandra Acosta en la edición de Libros del Zorro Rojo. Leí la sinopsis, me terminó de llamar la atención y me hice con ella, sin imaginarme que iba a tratarse de una novela de lectura tan difícil… que hasta la misma reseña que acabo de escribir me ha resultado tremendamente complicada.
Vamos allá:
La leyenda judía de «El Golem»
Cuenta la tradición sefardita que El Golem fue creado por un rabino judío, según las indicaciones de la cábala para que defendiera al pueblo de los ataques antisemitas. Sin embargo, en lugar de obtener lo que iba buscando, el rabino solo consiguió un ser basto de comportamiento discutible, que vivía gracias a una hoja mágica que tenía entre los dientes. Cierto día, El Golem se descontroló y comenzó a destruirlo todo hasta que el rabino logró destruir dicha hoja.
Hasta ahí la leyenda. Ahora bien, si alguien coge este libro pensando que va a encontrarse esta historia desarrollada, lamentablemente he de decirle que no va a ser el caso, ya que este ser presenta una escasa presencia en la novela, siendo más bien una metáfora del misterio.
Pero entonces, ¿de qué va esta novela?

Sinopsis de la novela
Aviso, spoilers.
La novela cuenta la historia del maestro Pernath, un maestro restaurador quien, tras una experiencia traumática fue sometido a una hipnosis para olvidar todo su pasado. Es preciso aclarar en este momento que la historia la cuenta un narrador treinta años después tras un sueño. Esto último es algo que se conoce al final de la novela y lo cuento aquí porque no es un spoiler importante pero sí puede crear mucha incertidumbre debido a algunas sinopsis en las que se menciona el sombrero encontrado en la catedral… si leéis la novela, olvidaos del sombrero, ya os enteraréis en el último capítulo.
A lo largo de la novela, irán apareciendo personajes (de una manera un tanto abrupta, todo sea dicho) y acontecimientos que harán que Pernath vaya tomando conciencia de él mismo y de ese pasado olvidado. Dentro de las numerosas subtramas, toma especial importancia la del cambalanchero, Wassertrum, y el odio que le tiene su propio hijo, Charousek.
En un momento del último tercio de la trama, Pernath será encarcelado, acusado de un crimen que no ha cometido. Finalmente, conseguirá de nuevo su libertad con la ayuda de los personajes que habían ido apareciendo a lo largo de la historia, como por ejemplo Hillel, el archivero, quien se convertirá en su maestro espiritual y de cuya hija, Miriam, se enamorará Pernath. Estos dos personajes, simbolizando la perfección, serán imprescindibles para que el protagonista recupere la memoria… y quien sabe si algo más.
Análisis crítico
Como ya he adelantado al principio de la reseña, creo que este libro es uno de los más complicados que he leído. De hecho, si no fuera por la magia que desprende y la forma de envolver que tienen las atmósferas creadas por el autor, lo hubiese dejado en la página treinta.
Es un texto muy simbólico, que precisa de una concentración plena para entenderlo. No solo por su simbolismo, los personajes aparecen y desaparecen de los capítulos sin apenas presentación y… sus nombres no es que ayuden a ubicarlos cuando vuelven a entrar en acción.
Por otro lado, la trama llega a ser bastante confusa, a veces da la sensación de que va dando bandazos y parece carecer de rumbo fijo. Que sí, que cuando terminas de leerlo te das cuenta de que tiene que ser así, pero claro, cuando te acercas al texto por primera vez sin saber que de buenas a primeras puedes verte en un sueño dentro de otro sueño al más puro estilo “Origen”, pues crea una frustración grande cada vez que tienes que dar marcha atrás y retomar la lectura desde algunos párrafos anteriores, e incluso a veces, ni por esas se consigue descifrar qué ocurre o por qué ocurre.
Como añadido, la cantidad de simbolismo y folclore judío que aparece en la historia es muy elevada, lo que la dota de profundidad y de belleza, pero a la vez dificulta la comprensión para quien no esté familiarizado con esa cultura.
A modo de resumen:
— Lo mejor: diría las ilustraciones de Alejandra Acosta, que son impresionantes pero, por quedarme con algo puramente de la novela, no puede ser otra cosa más que las atmósferas que crea Meyrink con sus descripciones y, en menor medida, la construcción del protagonista.
— Lo peor: el grado de concentración que requiere esta lectura, molesta tener que releer por necesidad y no por gusto.

Conclusión
No es una lectura para todo el mundo, dado el esfuerzo y la atención que requiere. A pesar de ello, he de reconocer que la he disfrutado y que estoy seguro de que… la leeré de nuevo.
Gustav Meyrink

Nació en Viena en 1868. A los treinta años comenzó a escribir sus primeros relatos que en un principio fueron de índole satírica y posteriormente fantástica. En 1915 publicó la obra El Golem. Fue traductor de Dickens y de Poe, que, como Hoffman, ejercieron una notable influencia en su literatura. Falleció en Starnberg en 1932.
Alejandra Acosta

Nació en Santiago de Chile en 1975. Diseñadora gráfica e ilustradora, entre sus libros publicados destacan: Del enebro, de los hermanos Grimm, La cámara sangrienta, de Angela Carter, Gremlins: Diario de una madre, de autoría propia, y Aura, publicada por Libros del Zorro Rojo.
Ha obtenido en diversas ocasiones la Medalla Colibrí de IBBY Chile a la Ilustración. En 2016, La Mujer de la guarda, con texto de Sara Bertrand, fue ganadora del Premio Nuevos Horizontes en la Feria del Libro Infantil de Bolonia.

Datos técnicos
PVP: 19,90 €
ISBN: 978-84-120611-2-3
Encuadernación: Rústica con solapas
Formato: 160 x 240 mm
Nº de páginas: 240
Web: https://librosdelzorrorojo.com/catalogo/el-golem/
Traductor: Alfonso Ungría